Fausta

A Fausta le encanta cocinar, se siente feliz cuando la gente prueba su comida.

“En aquel entonces yo era periodista y ningún trabajo iba a aceptar que yo me ausentara todo el tiempo para llevar a mi hijo a sus terapias…”, cuenta Mila, quien desde ese momento tornó la repostería como su propia medicina.

“Por aquellos días yo entraba a la cocina y me dedicaba a hacer mis dulces. Me desahogaba amasando, me distraía con cada postre nuevo que hacía y eso me permitía soltar la carga emocional que llevaba en ese entonces” dice Mila.

“Por aquellos días yo entraba a la cocina y me dedicaba a hacer mis dulces. Me desahogaba amasando, me distraía con cada postre nuevo que hacía y eso me permitía soltar la carga emocional que llevaba en ese entonces” dice Mila.

Poco a poco, sus postres caseros se volvieron populares entre los vecinos, peluquerías y ferias locales. Fue ahí cuando Mila decidió dar el salto y convertir su hobby en un emprendimiento: “Fausta”. Sus alfajores de pecanas con sal de maras y guargüeros se hicieron tan conocidos que, en 2017, Mistura la invitó a formar parte de sus filas.

Una tienda que comenzó como un emprendimiento en una calle poco concurrida de Miraflores pronto se convirtió en la sensación de toda Lima. La misión de Mila es rescatar aquellas recetas de antaño y celebrar la pastelería peruana tradicional.

Pero además, sobre sus hombros carga la poderosa figura de su bisabuela que la guía en cada nueva receta, la acompaña en cada horneada solitaria y la orienta cuando piensa que la pandemia se lo ha llevado todo.

Desde pequeña tomó interés en las historias que le contaban su padre acerca de su bisabuela: Fausta Abal. El padre de Mila y sus hermanos habían quedado huérfanos de madre a muy corta edad y fue su abuela Fausta quien se hizo cargo.

Fausta vendía prestiños y delicadezas huanuqueñas en la Carretera Central, a los viajeros que se trasladaban por la ceja de selva. Menuda, de carácter fuerte y fácilmente reconocible por su larga cabellera blanca, era la pastelera sensación de Ambo, pequeña localidad al sur de la ciudad de Huánuco y sus dulces eran la tradición de los viajeros frecuentes.

Mila cuenta que nunca conoció a Fausta, pero que de ella heredó la minuciosidad y el sentido del emprendimiento. Fausta es más que pastelería casera: es amor, tradición y legado.

Abrir chat
¿Algún antojo? Escríbenos.
Hola 👋
¿Deseas pedir algo?